Este lunes 15 de diciembre marca un punto clave en la negociación del salario mínimo para 2026. Representantes de los trabajadores, los empresarios y el Gobierno Nacional vuelven a sentarse en la mesa de concertación en un último intento por alcanzar un acuerdo. Si no hay consenso, el Ejecutivo quedará habilitado para definir el incremento por decreto.
La discusión llega a su recta final con posturas todavía distantes. Las centrales obreras insisten en un aumento de dos dígitos, mientras que los gremios empresariales mantienen una propuesta significativamente menor, apelando a la prudencia macroeconómica.
Los sindicatos sostienen que el incremento debe ser superior al 10 %, con una petición concreta del 16 %. El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Fabio Arias, advirtió que si los empresarios no se mueven hacia ese rango, no habrá acuerdo.

En ese escenario, señaló que el Gobierno tendría “las manos libres” para fijar el aumento y expresó la expectativa de que la decisión final sea “generosa”, en un contexto que, según los trabajadores, ha estado marcado por tensiones y bloqueos institucionales desde el Congreso.
Con un incremento del 16 %, el salario mínimo pasaría de $1.423.500 a $1.651.260, lo que representaría un aumento de $227.760.
La posición de los empresarios
Del lado empresarial, los gremios continúan defendiendo un ajuste del 7,2 %. María Elena Ospina, presidenta de Acopi, afirmó que existe voluntad de concertación, pero subrayó la necesidad de ser “muy responsables con las cifras”, teniendo en cuenta la productividad y la inflación.
Bajo esta propuesta, el salario mínimo para 2026 se ubicaría en $1.525.992, con un aumento de $102.492 frente al valor actual.

Con ese ajuste, el salario mínimo subiría a $1.565.850, es decir, $142.350 más que el vigente en 2025. Esta cifra aparece como un punto intermedio entre las dos orillas de la negociación y podría convertirse en la base de un decreto si no se logra un acuerdo hoy.
La jornada de este lunes será determinante. El resultado no solo definirá el ingreso de millones de trabajadores, sino que también tendrá efectos sobre la inflación, el consumo y la política monetaria en 2026, en un momento en el que la economía aún busca consolidar su recuperación.
