La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos cerró el año con un recorte de 25 puntos básicos en su tasa de referencia, ubicándola en el rango de 3,5% a 3,75%. Se trata del tercer ajuste a la baja en 2025 y confirma el giro gradual hacia una postura monetaria menos restrictiva. Aunque el mercado había anticipado el movimiento, el contexto interno del organismo dejó en evidencia tensiones crecientes sobre el ritmo adecuado de las reducciones.
La decisión estuvo acompañada por una votación atípica dentro del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC). Tres de sus doce miembros se opusieron, la cifra más alta en seis años. Según analistas, el desacuerdo refleja visiones encontradas sobre el equilibrio entre los riesgos para el empleo —que han empezado a aumentar— y la persistencia de una inflación que todavía se mantiene por encima del objetivo del 2%.
El organismo reconoció que la “incertidumbre sigue siendo elevada”, en un escenario donde la economía estadounidense avanza en medio de señales mixtas. Mientras sectores como tecnología y servicios profesionales continúan impulsando el crecimiento, otros segmentos muestran deterioro, lo que ha llevado a algunos economistas a hablar de una dinámica en “K”.
La lectura inflacionaria más reciente registró un leve repunte hacia el 3%, impulsado por presiones en servicios y energía. Aunque la tendencia general continúa descendiendo desde los picos de 2022, la distancia frente a la meta de largo plazo mantiene a la Fed en una posición cuidadosa.
Al mismo tiempo, la institución navega un entorno político inusualmente cargado. El presidente Donald Trump ha intensificado sus críticas hacia Jerome Powell, presionando abiertamente por recortes más acelerados e incluso sugiriendo cambios en la dirección del banco central. Según varias consultoras, esta tensión ha contribuido a la falta de consenso observada en la reunión.
El mercado recibió la decisión con un optimismo moderado. El euro avanzó 0,4% frente al dólar y el S&P 500 repuntó 0,3% a media jornada, reflejando expectativas de que la Fed mantenga el ciclo de reducciones a lo largo de 2026. De hecho, las proyecciones actualizadas del organismo apuntan a un crecimiento de 2,3%, un desempleo cercano al 4,4% y una inflación que descendería gradualmente hasta el 2,4%.
El nuevo recorte marca un cierre de año que deja más preguntas que respuestas para 2026, especialmente sobre cuánto margen tendrá la Fed para seguir normalizando la política monetaria sin desencadenar nuevas presiones inflacionarias ni profundizar los riesgos sobre el empleo
