PIB de Colombia crece 3,6% en el tercer trimestre y consolida recuperación

El PIB de Colombia registró un crecimiento anual del 3,6% en el tercer trimestre de 2025, según cifras preliminares del DANE, confirmando una fase de recuperación apoyada en el consumo de los hogares y en el dinamismo de los servicios. El resultado contrasta con el bajo desempeño de 2024 y sugiere un giro gradual en el ciclo económico, aunque persisten debilidades estructurales en sectores clave.

El crecimiento del PIB estuvo impulsado principalmente por el gasto final, que avanzó 5,7%, reflejando una mejora paulatina en la capacidad de compra y en la confianza del consumidor. El consumo de los hogares creció 4,2%, una señal de que la demanda interna está recomponiéndose después de varios trimestres debilitados por la alta inflación y la postura monetaria restrictiva del Banco de la República.

Los sectores intensivos en empleo fueron decisivos. Administración pública, educación y salud crecieron 8%, aportando 1,3 puntos porcentuales al resultado total. Asimismo, comercio, transporte y hotelería avanzaron 5,6%, impulsados por un mayor flujo de actividades turísticas, consumo de servicios y formalización laboral.

La industria manufacturera creció 4,1%, con un comportamiento positivo en alimentos, bebidas, textiles y químicos. El repunte de actividades como calzado y confecciones —con crecimientos cercanos al 9%— muestra una recuperación progresiva de la producción orientada al mercado interno, aunque el sector sigue enfrentando retos asociados a costos, competencia importada y contrabando.

Este avance industrial, sin embargo, todavía no logra compensar la debilidad en ramas con mayor peso exportador, lo que mantiene limitada la capacidad de la manufactura para anclar una reactivación más amplia.

Construcción y minería siguen frenando la recuperación

Pese a los resultados positivos en la mayoría de actividades, dos sectores continúan restando dinamismo al PIB

Por un lado, la construcción cayó -1,5%, afectada especialmente por el desplome del 8,3% en edificaciones. Las tasas de interés aún elevadas, los sobrecostos en materiales y la lenta ejecución de proyectos mantienen deprimida la inversión inmobiliaria y la construcción privada.

Por otro lado, la explotación de minas y canteras retrocedió -5,7%, golpeada por una menor producción de petróleo, gas y minerales metálicos. El sector continúa bajo presión por la menor inversión, la incertidumbre regulatoria y los precios internacionales moderados. Su declive sigue siendo un riesgo para el desempeño externo del país.

A pesar de la expansión generalizada, la formación bruta de capital fijo creció solo 2,2%, evidenciando una inversión aún frágil. La maquinaria y el equipo muestran un comportamiento contenido, mientras la construcción privada sigue rezagada, lo que limita la capacidad de crecimiento de mediano plazo.

En el frente externo, las exportaciones aumentaron 2,2%, pero las importaciones crecieron 10%, impulsadas por la mayor demanda interna. Si bien este comportamiento refleja una economía más activa, también amplía el déficit comercial y expone la dependencia del país de insumos importados.

A precios corrientes, el PIB creció 9,3%, en línea con una economía que comienza a dejar atrás la desaceleración, pero que aún no alcanza un ritmo robusto.

Señales de recuperación, pero con retos estructurales

El crecimiento trimestral de 1,2% frente al periodo anterior confirma la tendencia de mejora, aunque todavía frágil. La economía se reacomoda, pero lo hace con brechas sectoriales profundas, especialmente en construcción y minería, dos actividades que históricamente han sido anclas de inversión y exportaciones.

La sostenibilidad del crecimiento dependerá de que la recuperación del consumo se acompañe de un repunte más sólido de la inversión, avances en productividad, estabilidad macroeconómica y mejoras regulatorias que favorezcan sectores rezagados.

El balance del trimestre es positivo, Colombia está creciendo más que en 2024, con una economía que muestra resiliencia y con sectores clave retomando dinamismo. Sin embargo, el país enfrenta el desafío de no depender exclusivamente del consumo para sostener la expansión.

Sin un impulso más fuerte en inversión, infraestructura y minería, el crecimiento podría estancarse en 2026. La apuesta del próximo año será lograr que la recuperación se convierta en un ciclo estable, apoyado en productividad, inversión privada y una mayor diversificación sectorial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *