El Gobierno reactivó esta semana la discusión de la reforma tributaria con la que busca asegurar parte del financiamiento del Presupuesto General de la Nación para 2026, fijado en $546,9 billones. Aunque el proyecto inicial proyectaba un recaudo de $26,3 billones, los ajustes realizados durante la aprobación del PGN redujeron la meta a $16,3 billones. Dentro de este paquete, uno de los componentes más sensibles es la expectativa del Ministerio de Hacienda de obtener $4,1 billones mediante impuestos al alcohol y al tabaco, junto con $2,2 billones derivados del impuesto al patrimonio.
La cifra marca un giro importante frente a la primera propuesta de Ley de Financiamiento, que planteaba recaudar $7,8 billones en 2026 por bebidas alcohólicas y cigarrillos. La reducción de $3,7 billones evidencia el desgaste político en torno a estos tributos y anticipa un debate intenso en el Congreso. El impuesto al patrimonio, por su parte, mantiene la proyección estable frente al planteamiento inicial.

Uno de los primeros en cuestionar la nueva meta fue Jairo Castellanos, presidente de la Comisión Tercera del Senado, quien advirtió que disminuir los impuestos a las bebidas alcohólicas afectaría directamente los ingresos de los departamentos. Según dijo, se compromete la autonomía fiscal territorial, dado que buena parte del financiamiento regional depende de este rubro.
El rediseño tributario también incluye la eliminación del impuesto a los combustibles, que en la versión original aportaba $2,6 billones. Se mantienen, además, los tributos a las apuestas en línea —con una meta de $1,6 billones— y los ajustes al IVA para servicios turísticos, juegos de azar y espectáculos superiores a $500.000. En el caso de personas naturales, la meta de recaudo se redujo de $923.000 millones a $215.000 millones tras las observaciones de sectores que alertaron sobre el impacto en la clase media.

La discusión avanza en un ambiente político adverso. La coordinadora ponente, Olga Lucía Velásquez, reconoció la baja asistencia de legisladores y propuso dar prioridad al plan de reactivación económica, que podría generar entre $16 y $20 billones y comenzará a discutirse la próxima semana. Si ni la tributaria ni el plan prosperan, el presupuesto de 2026 quedaría en $530,6 billones, muy por debajo de lo necesario para cubrir las obligaciones del próximo año.
