El cierre del gobierno de Estados Unidos, que este lunes alcanzó los 40 días, ha provocado una de las mayores crisis en el sistema aéreo del país en la última década. Según la plataforma FlightAware, más de 1.500 vuelos fueron cancelados y otros 1.200 sufrieron retrasos, en medio de la escasez de personal de control aéreo y la reducción forzada de operaciones por orden del Departamento de Transporte.
El domingo ya había sido el peor día desde el inicio de la paralización, con casi 3.000 vuelos cancelados y más de 10.000 retrasos, lo que dejó a miles de pasajeros varados en aeropuertos de todo el país.
La Administración Federal de Aviación (FAA) anunció la suspensión temporal de vuelos de aviación general en 12 aeropuertos, incluidos Chicago O’Hare y Reagan Washington National, debido a la falta de personal en las torres de control. Muchos controladores aéreos, que no han recibido salario desde el inicio del cierre, han comenzado a abandonar sus puestos o a buscar empleos alternativos.
“Estamos en un punto crítico. No se trata solo de retrasos: la seguridad aérea está en riesgo si no se restablecen los recursos y el personal adecuado”, advirtió el secretario de Transporte, Sean P. Duffy, quien reconoció que la situación “podría empeorar” si el cierre continúa.

La FAA ordenó además que las aerolíneas reduzcan sus vuelos en un 4% desde el viernes pasado, cifra que deberá llegar al 10% antes del 14 de noviembre. Estas reducciones aplican en 40 aeropuertos de alto tráfico, con el objetivo de aliviar la presión sobre el sistema de control aéreo.
Aerolíneas bajo presión y pasajeros frustrados
Entre las compañías más afectadas figuran Delta Air Lines y Southwest Airlines, que en conjunto cancelaron más de 400 operaciones. SkyWest, uno de los operadores regionales más grandes del país, suspendió el 10% de su programación diaria.
En Chicago, una tormenta invernal agravó los problemas logísticos, convirtiendo al aeropuerto internacional O’Hare en el más afectado por cancelaciones, mientras que Atlanta, el mayor hub del país, encabezó la lista de vuelos retrasados.
Las aerolíneas están obligadas a reembolsar el valor total de los tiquetes a los pasajeros afectados. Además, los usuarios podrán solicitar devolución completa si deciden no viajar cuando un vuelo doméstico se retrase más de tres horas o un vuelo internacional más de seis.

El estancamiento político que mantiene paralizado al Gobierno podría tener una salida parcial. El Senado estadounidense votó el domingo un proyecto de ley bipartidista que busca poner fin al cierre, aunque aún debe superar varios trámites legislativos antes de que se reabran las agencias federales.
Mientras tanto, el sistema aéreo más transitado del mundo opera con personal agotado, vuelos reducidos y millones de pasajeros en incertidumbre. Cada día que pasa sin acuerdo agrava una crisis que ya se siente no solo en los aeropuertos, sino también en la economía y la imagen internacional de Estados Unidos.
