Estados Unidos optó por no aplicar nuevos aranceles a Colombia pese a la crisis diplomática con el Gobierno de Gustavo Petro. La decisión, anunciada por el secretario de Estado, Marco Rubio, busca evitar un impacto económico directo sobre las exportaciones colombianas, en especial del sector agrícola y minero, mientras se concentran sanciones personales contra el presidente y su entorno.
Durante una rueda de prensa en Quito, Rubio explicó que la administración de Donald Trump decidió “no castigar la economía colombiana”, privilegiando la estabilidad comercial y financiera del país. La medida se interpreta como un intento de preservar los flujos bilaterales de inversión y comercio, que superan los US$28.000 millones anuales.
El funcionario afirmó que las sanciones individuales —que incluyen el congelamiento de activos y la restricción de operaciones financieras internacionales— apuntan a Gustavo Petro, su familia y varios miembros de su gabinete. “Nuestro problema no es con el pueblo colombiano ni con su economía, sino con un liderazgo que ha dejado de cooperar en la lucha antidrogas”, dijo Rubio.

Un respiro para el comercio bilateral
El anuncio representa un alivio temporal para sectores colombianos que dependen de las exportaciones hacia Estados Unidos. Solo en 2024, el país norteamericano fue destino del 27 % de las ventas externas de Colombia, con productos como café, flores, banano, petróleo y carbón.
Expertos señalan que la imposición de aranceles habría generado una pérdida de competitividad inmediata, encareciendo las exportaciones y afectando el empleo en regiones como Antioquia, Valle del Cauca y Santander. “El hecho de que EE. UU. mantenga las condiciones comerciales actuales evita un golpe severo en el corto plazo”, señaló el economista Luis Fernando Ramírez, consultor en comercio exterior.
Sin embargo, la incertidumbre sigue latente. La relación comercial entre Bogotá y Washington se sostiene sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado en 2012, que ha permitido que más del 90 % de los productos colombianos ingresen a Estados Unidos sin arancel. Cualquier revisión o suspensión del acuerdo, como ha insinuado Petro en ocasiones, podría tener efectos significativos sobre la inversión extranjera y el valor del peso colombiano.
Impacto financiero y reacción de los mercados

En el frente financiero, analistas advierten que las sanciones personales podrían aumentar la percepción de riesgo sobre Colombia. Aunque no implican medidas económicas directas, generan dudas sobre la estabilidad institucional y la continuidad de las relaciones diplomáticas.
“Los inversionistas internacionales observan con cautela este tipo de sanciones. Aunque no afectan las cuentas nacionales, sí elevan la prima de riesgo y pueden desacelerar la llegada de capital extranjero”, indicó Marcela Borrero, analista de mercado cambiario.
Tras el anuncio, el peso colombiano registró una leve depreciación de 0,6 % frente al dólar, y los bonos soberanos en el exterior mostraron una baja marginal en su demanda. No obstante, el sector exportador reaccionó con alivio ante la confirmación de que no habrá aranceles ni restricciones comerciales.

Una decisión estratégica
De fondo, la decisión de la Casa Blanca busca mantener la cooperación económica con Colombia sin renunciar a la presión política sobre el gobierno de Petro. Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial y aliado financiero del país, además de un destino clave para la inversión y el envío de remesas.
Rubio reiteró que las sanciones son una medida “selectiva y temporal” que no compromete la estabilidad del vínculo económico bilateral. “Las relaciones con el pueblo colombiano, su sector productivo y sus instituciones seguirán siendo sólidas mucho después de que este individuo deje de ser presidente”, dijo el secretario de Estado.
Mientras la tensión política aumenta, la prioridad económica de Washington parece clara: aislar al gobierno sin poner en riesgo el mercado colombiano, un socio estratégico en América Latina.
