Tesla cerró el tercer trimestre con resultados mixtos, la compañía registró ventas históricas y un fuerte incremento en ingresos, pero sus utilidades quedaron por debajo de las previsiones del mercado. El aumento de los costos operativos, los aranceles impulsados por la administración de Donald Trump y la reducción de los créditos fiscales para vehículos eléctricos marcaron un trimestre de contrastes para el fabricante liderado por Elon Musk.
La empresa reportó ingresos por US$28.090 millones, superando las estimaciones de Wall Street de US$26.500 millones y registrando un crecimiento intertrimestral del 24,8%, tras el peor descenso de ventas en más de una década. Frente al mismo periodo del año anterior, los ingresos aumentaron un 12%, impulsados por la venta de 497.000 vehículos, el mayor volumen de entregas en su historia.
Sin embargo, las ganancias por acción se ubicaron en US$0,50, por debajo de los US$0,56 esperados, lo que representa una caída del 31% interanual. Según el informe presentado el miércoles, los gastos operativos se dispararon un 50%, alcanzando los US$43.400 millones, en un entorno marcado por la presión inflacionaria global y el impacto de los nuevos aranceles comerciales impuestos por Washington.
El panorama para Tesla se ha vuelto más complejo desde que la administración Trump modificó los incentivos fiscales a los vehículos eléctricos. El Gobierno estadounidense eliminó los créditos de hasta US$7.500 para la compra de autos eléctricos, un beneficio clave que había impulsado la demanda en los últimos años. Además, los aranceles generalizados a las importaciones de componentes tecnológicos y materias primas encarecieron la producción, afectando directamente los márgenes del sector automotriz.

Elon Musk reconoció que Tesla atraviesa “un periodo de ajustes difíciles” ante las nuevas condiciones de mercado, aunque ratificó su apuesta por diversificar el negocio hacia la inteligencia artificial, los robotaxis y la automatización industrial. No obstante, los inversionistas mostraron cautela: las acciones de la compañía cayeron más de 4% en operaciones posteriores al cierre, reflejando dudas sobre el ritmo de crecimiento a corto plazo.
Vaibhav Taneja, director financiero de Tesla, advirtió que los aranceles y la competencia creciente en Europa y Asia seguirán presionando los costos de producción. “El entorno global se ha vuelto más desafiante. Los cambios regulatorios y el aumento de los costos logísticos nos obligan a optimizar la cadena de valor”, señaló el ejecutivo.
Récord de ventas y señales de desaceleración
Pese al escenario adverso, Tesla logró impulsar las entregas en septiembre gracias a un fuerte aumento de la demanda antes de la expiración del crédito fiscal. Este repunte, sin embargo, podría ser temporal. Analistas consultados por Bloomberg anticipan que las entregas de vehículos caerán por segundo año consecutivo debido al enfriamiento del consumo y al encarecimiento del financiamiento automotriz.
El informe también reveló un flujo de caja libre de casi US$4.000 millones, cifra muy superior a la estimación promedio de US$1.250 millones. No obstante, los ingresos por créditos regulatorios —que Tesla recibe por vender derechos de emisión a otras automotrices— descendieron levemente a US$417 millones, reflejo del menor interés de las compañías competidoras ante las nuevas políticas medioambientales.

Mientras Musk busca reposicionar a Tesla como una “plataforma de inteligencia artificial más que como un fabricante de autos”, el mercado parece exigirle resultados financieros más estables. Los analistas de CFRA y Cantor Fitzgerald advirtieron que, aunque el potencial tecnológico de Tesla sigue siendo enorme, su rentabilidad dependerá del ritmo con el que logre equilibrar costos, innovación y expansión global.
El trimestre dejó claro que Tesla puede seguir rompiendo récords de ventas, pero su desafío ahora será sostener las utilidades en un entorno económico más caro y volátil, condicionado por las nuevas reglas comerciales de Estados Unidos.
