El mercado de metales preciosos vivió este martes una jornada de alto voltaje. El precio del oro se desplomó más de un 5%, registrando su mayor caída intradía desde 2013, luego de alcanzar un máximo histórico de US$4.381,52 por onza apenas un día antes. La caída arrastró también a la plata y al platino, en un episodio que analistas califican como una “corrección técnica” tras semanas de euforia en los mercados.
Los futuros del oro cayeron un 5,2%, recuperando parte del terreno perdido después de un descenso inicial del 6,3%, mientras que la plata y el platino retrocedieron 6,7% y 7,2%, respectivamente. El retroceso se produce luego de un fuerte repunte impulsado por compras técnicas, demanda de refugio y expectativas inflacionarias.
Expertos de Standard Chartered y TD Securities atribuyen el desplome a la toma de ganancias de los grandes fondos, señalando que los precios habían alcanzado niveles insostenibles tras un “rally” histórico. Además, el fortalecimiento del dólar estadounidense —que subió un 0,4%— encareció el oro para los inversionistas extranjeros, intensificando la presión vendedora.
La incertidumbre también creció por factores políticos y económicos, el cierre parcial del Gobierno estadounidense y las negociaciones comerciales entre China y EE. UU. llevaron a los inversionistas a ajustar sus posiciones ante posibles escenarios de volatilidad.
A pesar de la caída, el oro acumula una subida superior al 50% en lo que va del año, impulsado por el temor a la inflación, los aranceles impuestos por Donald Trump y la preferencia de los bancos centrales por activos refugio.
Analistas de Bank of America mantienen su visión optimista a largo plazo y elevaron su proyección del oro a US$5.000 por onza en 2026, aunque reconocen que la volatilidad actual podría continuar. Otros bancos como HSBC y Goldman Sachs prevén precios entre US$3.950 y US$4.000 en el mediano plazo, mientras que Citigroup y JPMorgan se mantienen más cautos.
El desplome del martes, sin embargo, envió una señal clara al mercado, el repunte del oro podría haber alcanzado un punto de inflexión, y la corrección en curso pondrá a prueba si el interés de los inversionistas por los metales preciosos sigue siendo tan sólido como en los últimos meses.
