El presidente estadounidense Donald Trump anunció este domingo la suspensión inmediata de todos los subsidios y pagos a Colombia, una decisión que marca un giro abrupto en la relación económica y de cooperación entre ambos países y que podría tener un impacto significativo sobre las finanzas públicas, la lucha antidrogas y varios programas de desarrollo.
El anuncio fue realizado a través de Truth Social, donde el mandatario republicano acusó al presidente Gustavo Petro de permitir la expansión de la producción de drogas y de haberse convertido en “un líder del narcotráfico”. Sin embargo, más allá de las declaraciones políticas, la decisión abre un escenario de alta incertidumbre para la economía colombiana.
De acuerdo con cifras del Departamento de Estado, la asistencia total de EE. UU. a Colombia supera los US$480 millones anuales, incluyendo cooperación militar, recursos para programas sociales, proyectos de sustitución de cultivos y asistencia judicial. Buena parte de estos fondos se canalizan a través del Plan Colombia y la Iniciativa Paz Colombia, pilares históricos de la cooperación bilateral.
La suspensión implica, de entrada, un recorte drástico en el flujo de recursos que Colombia recibe de Washington, con efectos directos en tres frentes, la seguridad, el desarrollo rural y la inversión social en regiones afectadas por el narcotráfico.

Según el economista Carlos Sepúlveda, decano de Economía de la Universidad del Rosario, “el cese de la ayuda estadounidense podría frenar proyectos clave de sustitución de cultivos y reducir la capacidad operativa de las fuerzas armadas en zonas críticas. Además, impactará la percepción de riesgo país, en un contexto en el que Colombia depende del financiamiento externo”.
El impacto financiero podría sentirse también en la balanza de pagos. Si la suspensión se mantiene, el país perdería un flujo anual de divisas estimado en más de US$400 millones, lo que presionaría el tipo de cambio y generaría volatilidad en los mercados, particularmente en un momento de desaceleración económica.
Un golpe político con consecuencias económicas
La Cancillería colombiana respondió calificando el anuncio como una “amenaza directa a la soberanía nacional” y recordó que los programas de cooperación se desarrollan bajo acuerdos bilaterales y compromisos internacionales. El presidente Petro, por su parte, afirmó que Trump “está engañado de sus asesores” y defendió que su gobierno ha impulsado una nueva política antidrogas enfocada en la sustitución productiva y no en la guerra militar.

No obstante, la suspensión se da en un contexto de relaciones deterioradas. En septiembre, EE. UU. retiró a Colombia la certificación de su lucha contra el narcotráfico, lo que ya anticipaba una reducción en los flujos de ayuda. Ese proceso, sumado a la decisión de este domingo, rompe una cooperación de más de tres décadas que ha sido fundamental para el financiamiento de la seguridad y el desarrollo rural.
Riesgos de aislamiento económico
En el plano macroeconómico, analistas advierten que el aislamiento de Washington podría incrementar la prima de riesgo soberano de Colombia, dificultando la emisión de deuda externa y encareciendo el crédito internacional.
Además, la pérdida de confianza podría frenar la llegada de inversión extranjera directa (IED), particularmente de empresas estadounidenses, que representan cerca del 30 % del capital extranjero en Colombia.

“La suspensión de la ayuda no solo tiene implicaciones políticas, sino estructurales: pone en entredicho la sostenibilidad de varios programas y debilita el soporte internacional de Colombia en materia económica y de seguridad”, concluye el analista internacional Andrés Mejía Vergnaud.
De persistir la ruptura, el país se vería obligado a buscar nuevas alianzas financieras, posiblemente con China, India o el bloque BRICS, un giro que modificaría el equilibrio geopolítico de la región.
