El oro gana terreno frente al dólar y ya ocupa el 30% de las reservas de los bancos centrales

El oro consolida su avance como activo estratégico en las reservas internacionales. Según un informe del Deutsche Bank, la participación del metal precioso en las reservas combinadas de divisas y oro de los bancos centrales subió del 24% a fines de junio al 30% en la actualidad, mientras que la proporción del dólar estadounidense cayó del 43% al 40%.

El cambio refleja una tendencia que se acelera desde 2022, cuando la invasión rusa a Ucrania impulsó a varias economías emergentes a diversificar sus reservas y reducir la exposición al dólar. Con un precio récord superior a los US$4.200 por onza troy, el oro ha duplicado su valor en dos años y se perfila como el principal refugio frente a la incertidumbre geopolítica y las políticas monetarias restrictivas de las potencias occidentales.

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El Deutsche Bank calcula que, para que el oro alcance la misma participación que el dólar en las reservas globales, su precio debería trepar hasta los US$5.790 por onza, siempre que no se modifique el volumen de reservas. En ese escenario, ambos activos representarían el 36% de las reservas mundiales combinadas.

El informe aclara que la comparación no se realiza sobre el total de activos de los bancos centrales, sino únicamente sobre las reservas de divisas y oro, dado que la mayoría de los activos están denominados en moneda nacional. El Banco Central Europeo (BCE) ilustra esta diferencia, mientras el oro representa el 80% de sus reservas de divisas y oro, solo equivale al 18% del total de activos del balance.

En Estados Unidos la brecha es aún más notoria. De acuerdo con las estimaciones del Deutsche Bank, el oro representa el 96% de las reservas de divisas y oro de la Reserva Federal, pero apenas el 15% del total de activos.

Desconfianza y diversificación

El desplazamiento del dólar obedece, según el informe, a una combinación de factores geopolíticos y financieros. Tras la congelación de las reservas rusas en 2022, varios países —especialmente China, India y Turquía— comenzaron a reducir su dependencia del sistema financiero estadounidense. La posibilidad de sanciones o bloqueos motivó una búsqueda de activos no sujetos a jurisdicciones políticas.

A ello se suma una creciente percepción de sobrevaluación del dólar, en un contexto en que la deuda pública de Estados Unidos superó los US$36 billones y la Reserva Federal mantiene altas las tasas de interés para contener la inflación.

El oro, en cambio, ofrece liquidez inmediata y neutralidad política, cualidades que los bancos centrales valoran en un entorno de fragmentación económica global.

El mensaje de fondo es claro, el dólar pierde hegemonía como reserva internacional, mientras el oro recupera protagonismo como símbolo de estabilidad, independencia y resguardo económico.

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