La economía colombiana cerró agosto de 2025 con un comportamiento mixto. Mientras el comercio minorista consolidó su papel como principal motor del crecimiento, con un salto del 12,4% en las ventas reales, la industria manufacturera mostró señales de enfriamiento, registrando apenas un 1% de expansión en la producción, según los reportes del Dane.
El contraste revela un patrón que se ha repetido durante el año, el consumo de los hogares sostiene la actividad económica, mientras la producción industrial avanza a un ritmo más lento, afectada por los costos de insumos y la competencia externa.
El comercio minorista mostró en agosto un desempeño ampliamente positivo. 18 de las 19 líneas de mercancías medidas por el Dane registraron aumentos interanuales. Los mayores incrementos se dieron en el segmento de equipos de informática y telecomunicaciones, con un salto de 51%, reflejando el auge del comercio electrónico y la rápida adopción tecnológica en los hogares urbanos.
También destacaron las ventas de vehículos automotores y motocicletas, que crecieron 27,5% y 27,8%, respectivamente. Este repunte se explica por estrategias de financiación más flexible, campañas promocionales agresivas y una mayor confianza del consumidor en los principales centros urbanos.
El único rubro en terreno negativo fue el de combustibles para vehículos automotores, con una caída del 4,2%. Sin embargo, al excluir este componente, el crecimiento del comercio habría alcanzado un 16,5% interanual, según el cálculo del Dane.

En el acumulado enero–agosto de 2025, las ventas minoristas crecieron 12% frente al mismo periodo de 2024, consolidando al comercio como el principal sostén del dinamismo económico. En términos de empleo, el sector también mostró solidez: el personal ocupado aumentó 1,6%, impulsado principalmente por los trabajadores permanentes (+2,6%), lo que confirma la estabilidad laboral en los puntos de venta y en la cadena logística.
La industria manufacturera mantiene crecimiento, pero pierde ritmo
Por su parte, la industria manufacturera registró en agosto un aumento moderado del 1% en producción, 0,9% en ventas y 0,8% en empleo, frente al mismo mes de 2024. Aunque las cifras se mantienen en terreno positivo, muestran una desaceleración frente al repunte de julio, cuando la producción había crecido 5,8%.
De las 39 actividades industriales medidas, 22 reportaron aumentos, impulsadas por subsectores como la fabricación de vehículos y motores, otros equipos de transporte y la trilla de café, con alzas superiores al 40% interanual.
No obstante, la caída en ramas clave como la fabricación de productos de caucho (-25,8%) y la industria básica de hierro y acero (-22,7%) limitó el desempeño general, restando 2,9 puntos porcentuales a la variación total.
En el balance regional, Antioquia, Cundinamarca y Bolívar lideraron el crecimiento, mientras Valle del Cauca, Atlántico y Boyacá mostraron retrocesos. El Valle de Aburrá —con un avance del 4,4%— se consolidó como el núcleo industrial más dinámico del país.

A pesar de la moderación mensual, en el acumulado de los primeros ocho meses del año la producción manufacturera creció 1,8%, las ventas 1,9% y el empleo 0,3%, confirmando una senda de recuperación gradual tras la contracción de 2024.
Dos ritmos en la economía y un mismo desafío: sostener el impulso
El comportamiento de agosto ratifica una economía que opera en dos velocidades, un comercio vigoroso y una industria más cauta. Esta divergencia no solo refleja diferencias en la estructura productiva y los costos operativos, sino también en la sensibilidad de cada sector frente a las tasas de interés y la inflación.
El auge comercial responde a una recuperación del poder adquisitivo real, favorecida por la desaceleración inflacionaria y el alivio gradual de las tasas de crédito al consumo. En contraste, la industria sigue enfrentando presiones de costos logísticos, insumos importados más caros por la volatilidad del dólar y una demanda externa moderada.

Las proyecciones para el cuarto trimestre apuntan a una estabilización del crecimiento industrial, apoyada en la recuperación de sectores estratégicos como alimentos, químicos y metalmecánica, mientras que el comercio podría moderar su ritmo ante un posible ajuste del gasto de los hogares.
Sin embargo, el balance general sigue siendo positivo: ambos sectores mantienen variaciones anuales en terreno positivo y sostienen la generación de empleo formal.
El desafío para los próximos meses será trasladar el dinamismo del consumo hacia la inversión productiva, permitiendo un crecimiento más equilibrado y sostenible. En palabras de un analista del sector financiero, “Colombia necesita que el impulso del consumo no se diluya en ventas de corto plazo, sino que se transforme en mayor capacidad productiva y competitividad industrial”.
En suma, agosto dejó una fotografía nítida del presente económico: una economía que avanza, aunque en ritmos distintos, donde el consumo sostiene el crecimiento y la industria busca recuperar la fuerza para acompañarlo en la segunda mitad del año.
