El oro volvió a romper un máximo histórico este martes al superar los 4.000 dólares por onza troy, una cifra inédita que consolida su papel como el refugio financiero por excelencia en un año marcado por la inestabilidad política en Estados Unidos, el temor a una recesión global y el debilitamiento del dólar.
Según datos de Bloomberg, el metal cotiza actualmente cerca de u$s4.029,28, tras un repunte del 0,4% durante la jornada en la Bolsa Mercantil de Nueva York. El salto marca un incremento de más del 50% en lo que va del año, impulsado por un cóctel de factores que incluyen la acumulación récord de reservas de oro por parte de bancos centrales, la ralentización económica global y un ciclo de flexibilización monetaria en curso por parte de la Reserva Federal (Fed).
El nuevo récord del oro coincide con la crisis institucional en Estados Unidos, donde el cierre parcial del gobierno federal y las tensiones entre republicanos y demócratas generan un clima de incertidumbre prolongado. A esto se suman los temores por la pérdida de autonomía de la Fed, un tema que, según los analistas de Macquarie Bank, está impulsando una demanda masiva de activos de refugio.

“El oro está viviendo un momento histórico”, señaló Lina Thomas, estratega de materias primas de Goldman Sachs, al destacar que las compras de los bancos centrales se han convertido en un factor estructural de soporte para los precios. “La tendencia de acumulación oficial continuará al menos tres años más”, afirmó.
El fenómeno se produce además en un contexto donde el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro a largo plazo pierden fuerza, lo que reduce el costo de oportunidad de mantener posiciones en oro, un activo que no devenga intereses.
Inversores y bancos centrales, los grandes protagonistas
Los analistas coinciden en que el repunte no responde a un movimiento especulativo clásico, sino a una demanda sostenida por parte de instituciones y gobiernos. De hecho, varios países emergentes han incrementado significativamente sus reservas en oro como parte de una estrategia de diversificación ante la volatilidad del dólar.
“El oro es el único activo que funciona muy bien cuando los demás fallan”, declaró Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates, quien recomendó que los operadores mantengan al menos un 15% de sus carteras en oro.

Tras romper la barrera de los u$s4.000, los pronósticos se ajustaron al alza. Goldman Sachs elevó su proyección de precios para diciembre de 2026 a u$s4.900, mientras que Citigroup prevé que el metal se mantendrá por encima de u$s4.000 a lo largo de 2025. Bank of America, sin embargo, advirtió sobre un posible “agotamiento de tendencia alcista” en los próximos meses, con probabilidad de una leve corrección antes de fin de año.
Pese a las advertencias, la tendencia del oro parece firme. Su trayectoria ascendente refleja la búsqueda global de estabilidad en un escenario económico incierto, donde las criptomonedas y los activos tecnológicos —aunque rentables— muestran una volatilidad cada vez más marcada.
