El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves una ofensiva arancelaria que pone en alerta a la industria farmacéutica mundial. A partir del 1 de octubre de 2025, los medicamentos de marca o patentados fabricados en el extranjero deberán pagar un impuesto de 100%, salvo que la compañía productora tenga en marcha la construcción de una planta en territorio estadounidense.
El anuncio, hecho a través de sus redes sociales, no detalló qué productos o compañías serán los más afectados, aunque aclaró que “no habrá aranceles si la construcción ya ha comenzado”. La medida golpea a gigantes como Novo Nordisk, AstraZeneca, GSK y Novartis, cuyos medicamentos estrella —como Ozempic, Wegovy, Mounjaro o Cosentyx— dependen en gran medida de plantas en Europa.
Los mercados reaccionaron de inmediato, las acciones de Novo Nordisk cayeron más de 3% en Europa, mientras otras farmacéuticas registraron retrocesos moderados. Analistas anticipan que el impacto será desigual, ya que algunas multinacionales como Johnson & Johnson, Merck y Eli Lilly han reforzado inversiones en suelo estadounidense, lo que podría darles un margen de protección frente a los nuevos gravámenes.

La ofensiva de Trump no se limita al sector farmacéutico. El paquete incluye un arancel de 25% para camiones pesados importados, de 50% para gabinetes de cocina y tocadores de baño, y de 30% para muebles tapizados. Se trata de una ampliación acelerada de la política proteccionista que el mandatario impulsa desde su primer mandato, con la que busca forzar el regreso de la producción a Estados Unidos.
Consecuencias globales
De acuerdo con Bloomberg Economics, el arancel de 100% a medicamentos podría elevar en hasta 3,3 puntos porcentuales la tarifa promedio de importación de EE. UU. Países como Suiza y Singapur serían los más expuestos, aunque Reino Unido y Japón también sufrirían impactos significativos en sus exportaciones farmacéuticas.

La industria advierte que la medida podría encarecer los tratamientos y afectar la disponibilidad de medicamentos. La asociación PhRMA señaló que “cada dólar gastado en aranceles es un dólar que no se invierte en innovación ni en nuevas curas”.
Aunque algunas compañías ya han anunciado multimillonarias expansiones de plantas en Estados Unidos, expertos destacan que la compleja cadena de suministro global de la industria farmacéutica no se reconfigura de inmediato. El riesgo, subrayan, es que los aranceles terminen generando distorsiones en precios y disponibilidad a nivel internacional.
