AmCham insiste en abrir conversaciones con EE. UU. para eliminar arancel del 10%

La Cámara Colombo Americana (AmCham) instó al Gobierno Nacional a iniciar de inmediato negociaciones con Estados Unidos con el fin de eliminar el arancel del 10% que actualmente enfrentan varios productos colombianos en ese mercado, el principal destino de las exportaciones nacionales no minero-energéticas. El llamado surge tras la orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump el 5 de septiembre, que abre la posibilidad de exenciones arancelarias bajo condiciones específicas.

De acuerdo con el documento expedido por la Casa Blanca, podrán solicitarse exenciones para productos que no pueden cultivarse, extraerse o producirse en EE. UU., o cuya oferta doméstica no cubra la demanda. La disposición contempla cuatro categorías: aeronaves y repuestos, medicamentos genéricos e insumos farmacéuticos, minerales y recursos naturales de baja producción interna, y productos agrícolas con oferta insuficiente en el mercado estadounidense.

María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, subrayó que se trata de una oportunidad estratégica para el país: “La nueva orden ejecutiva del presidente Donald Trump no es un trámite más. Es una oportunidad única para eliminar el recargo arancelario del 10% a productos estratégicos de la canasta exportadora de Colombia y potenciar así nuestra competitividad”.

El beneficio no es exclusivo para Colombia, sino que se abre a todos los socios comerciales de EE. UU., lo que convierte la rapidez en un factor crítico. Según Lacouture, acceder a la exención no será automático, sino que dependerá de negociaciones en áreas como cooperación regulatoria, trazabilidad de minerales y control de ilícitos.

Impacto en sectores clave de exportación

De concretarse un acuerdo bilateral, Colombia tendría la posibilidad de fortalecer su posición en el mercado estadounidense con productos en los que ya es competitivo, como lo son flores, banano, café, aguacate y limón, además de insumos farmacéuticos. Estos bienes representan una porción significativa de las exportaciones agrícolas y agroindustriales del país.

En 2023, Estados Unidos fue el destino del 28,4% de las exportaciones colombianas (US$15.800 millones, según el DANE). De ese total, cerca del 40% correspondió a productos no minero-energéticos, lo que refleja la importancia de este mercado para la diversificación de la canasta exportadora. Una reducción del 10% en los costos arancelarios podría traducirse en mayores márgenes de rentabilidad, ampliación de cuotas de mercado y mejor posicionamiento frente a competidores como México, Ecuador y Centroamérica.

El agro sería uno de los sectores más favorecidos. Colombia exporta anualmente más de US$2.000 millones en flores, siendo EE. UU. su principal comprador. En el caso del banano, las ventas superan los US$900 millones, mientras que el café alcanza cerca de US$1.800 millones. Un alivio arancelario generaría un impulso directo a la rentabilidad de los productores y exportadores, con efectos en empleo rural y balanza comercial.

Riesgos y Proyecciones

Sin embargo, la posibilidad de acogerse a la medida implica compromisos adicionales. AmCham advierte que el Gobierno deberá asumir obligaciones en materia de trazabilidad de minerales, cooperación regulatoria y lucha contra ilícitos. Estos elementos están alineados con la estrategia estadounidense de reforzar controles sobre cadenas de suministro críticas, como las de insumos médicos y minerales estratégicos.

El desafío es doble, según la gremial, actuar con rapidez para no perder ventaja frente a otros países y, al mismo tiempo, negociar condiciones que sean sostenibles para la economía colombiana. “Colombia debe reaccionar con decisión para transformar esta orden en un motor real de crecimiento y competitividad”, puntualizó Lacouture.

De alcanzarse un acuerdo, Colombia consolidaría su papel como socio estratégico de EE. UU. en América Latina. Esto no solo reforzaría la relación comercial, sino que daría un mensaje positivo a los inversionistas internacionales sobre la estabilidad y previsibilidad del marco de comercio exterior.

El impacto se extendería más allá de los sectores agrícolas. Las cadenas farmacéuticas y de insumos industriales podrían beneficiarse, en un contexto en el que EE. UU. busca diversificar proveedores y reducir dependencia de Asia. Para Colombia, esta coyuntura abre un espacio de reposicionamiento en cadenas de valor globales.

El plazo es limitado y el margen de negociación dependerá de la capacidad del Gobierno para coordinarse con el sector privado. AmCham reiteró su disposición a acompañar el proceso y aportar conocimiento técnico para sustentar la eliminación de los aranceles. La ventana que abrió Washington podría convertirse en un punto de inflexión para el comercio bilateral, siempre y cuando Colombia actúe con rapidez y con una estrategia de largo plazo.

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