La matriz energética de América Latina y el Caribe ha dado un paso firme hacia un futuro más sostenible. En abril de 2025, la región alcanzó un punto sin precedentes, generando un 70% de su electricidad a partir de fuentes renovables, un aumento significativo frente al 69% registrado en el mismo mes del año anterior. Esta cifra histórica fue impulsada por un notable aumento del 5% en la producción total de energía respecto a abril de 2024, alcanzando los 158 teravatios hora (TWh), según el último informe de la Organización Latinoamericana de la Energía (OLADE).

El motor detrás de este crecimiento fue la generación hidroeléctrica, que, gracias a condiciones climáticas favorables y un incremento en las precipitaciones, se posicionó como la principal fuente de energía. De forma paralela, la energía eólica mostró un desempeño extraordinario, con un crecimiento del 42% en comparación con el mes anterior, consolidándose como una fuerza clave en la diversificación de la matriz.

La composición de la matriz eléctrica de la región en abril de 2025 revela una tendencia clara de predominio renovable. Las fuentes de generación se distribuyeron de la siguiente manera:

• Hidroeléctrica: 52,5%
• Gas natural: 21,3%
• Eólica: 9,5%
• Solar: 4,7%
• Petróleo y derivados: 4,7%
• Bioenergía: 2,4%
• Carbón: 2,2%
• Nuclear: 2,1%
• Geotermia: 0,5%

A pesar del notable avance de la hidroeléctrica y la eólica, la energía solar experimentó un leve retroceso en su participación, bajando a un 4,7% frente al 6,3% de marzo. Sin embargo, su relevancia se mantiene, ya que se ubica a la par de las fuentes fósiles como el petróleo y sus derivados. Este dato, aunque heterogéneo, refuerza la idea de que la transición energética es un proceso gradual y no lineal.

Proyecciones e implicaciones para el sector

Los resultados reflejan el compromiso sostenido de la región con la transición energética. Nueve países de América Latina y el Caribe superaron el promedio regional del 70% de generación renovable, destacándose Paraguay y Uruguay con el 100% de renovabilidad, seguidos por Brasil (94%) y Colombia (89%). Este liderazgo regional demuestra cómo la combinación de recursos naturales abundantes, políticas públicas adecuadas y una inversión estratégica puede posicionar a la región como un referente global en energía limpia.

De cara al futuro, este desempeño consolida las proyecciones de que la región continuará reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles. Las inversiones en proyectos de energía eólica y solar seguirán siendo clave para diversificar la matriz y reducir la vulnerabilidad a las variaciones en los caudales de agua, un riesgo latente en un contexto de cambio climático.

La combinación de fuentes renovables intermitentes, como la solar y la eólica, con el respaldo de la hidroeléctrica y el gas natural, es una estrategia robusta que le permite a la región garantizar su suministro energético mientras avanza hacia un futuro más verde y eficiente.