El recaudo tributario en Colombia alcanzó los $21,8 billones. Esto representó un incremento nominal del 13% frente al mismo mes del año anterior, según datos de la Dian y un análisis de Itaú. Esta cifra equivale al 1,2% del Producto Interno Bruto (PIB) del país para ese mes.
A pesar del crecimiento, los ingresos se sitúan por debajo de las metas trazadas por el Gobierno en el Marco Fiscal de Mediano Plazo. Esta situación genera preocupación en el ámbito de las finanzas públicas.
La retención en la fuente fue el principal componente del recaudo, aportando el 33% del total. El impuesto de renta siguió de cerca, representando el 32%. Esto subraya que los impuestos directos sobre los ingresos continúan siendo la principal fuente de financiación fiscal para el Estado colombiano. El comportamiento de estos tributos refleja una dinámica empresarial y laboral en recuperación. Sin embargo, también evidencia limitaciones estructurales del sistema tributario. Dichas limitaciones impiden cumplir con las ambiciosas metas de financiamiento público.

En el acumulado del año, los ingresos tributarios han crecido nominalmente un 9,7%. En términos reales, es decir, descontando la inflación, el crecimiento ha sido de apenas 4,9%. Esto contrasta con la meta oficial, reajustada del 22% al 14,8% en el Marco Fiscal de Mediano Plazo.
De mantenerse esta tendencia, se calcula que los ingresos fiscales acumulados en 2025 estarán aproximadamente un 0,5% del PIB por debajo de las metas de la Dian. Esto implica un mayor riesgo de ampliación del déficit fiscal, estimado ahora en 7,1% del PIB para el cierre del año. Los datos también evidencian un deterioro en las cuentas públicas.
Según economistas, el déficit nominal registrado en mayo fue de -0,3% del PIB, superior al -0,26% observado en el mismo mes de 2024. El déficit fiscal acumulado hasta mayo de 2025 ya alcanza el 3,1% del PIB, cuando el año anterior, en igual periodo, era de 2,3%.

Este incremento se explica no solo por un recaudo tributario más débil de lo previsto. También se debe a presiones adicionales sobre el gasto público, en un contexto de desaceleración económica y mayores necesidades sociales.
Según análisis del Banco de Bogotá, el recaudo bruto de junio fue de $22,2 billones. Esta cifra es ligeramente inferior a la meta fijada de $22,7 billones. Esto genera preocupación sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas en el corto plazo. Proyectan que, al finalizar el año, podría haber un faltante de ingresos cercano a los $9 billones, si se comparan los datos actuales con los supuestos incluidos en el Marco Fiscal.
