Colombia, el segundo mayor exportador de café a Estados Unidos, enfrenta una significativa amenaza por los aranceles propuestos por la Administración de Donald Trump. A pesar de vivir una temporada de producción récord, con más de 14 millones de sacos entre marzo de 2024 y febrero de 2025, el país se ve expuesto a un gravamen del 10%. Esta medida genera una profunda preocupación en el sector cafetero nacional, que ve en riesgo su principal mercado.

En 2024, las exportaciones de café colombiano hacia Estados Unidos alcanzaron los US$1.508 millones, según datos de la ONU. Gustavo Gómez, director de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Asoexport), alertó sobre las graves implicaciones: «En la medida en que a Colombia se le imponga un arancel diferente al resto de los orígenes, nos va a sacar del mercado, por lo menos para Estados Unidos«, afirmó Gómez. El mercado estadounidense representa el 40% de las exportaciones, un valor de US$1.400 millones que, según el líder gremial, «no se puede reemplazar».

El sector cafetero colombiano ya ha asumido un arancel base del 10% que está vigente desde abril, distribuyendo el costo a lo largo de la cadena. Sin embargo, la preocupación principal radica en el consumidor estadounidense. En un contexto de inflación, el aumento de precios por el arancel podría llevar al consumidor a optar por cafés más económicos. Esto afectaría directamente la demanda del café premium colombiano, reconocido por su calidad en ese mercado. La situación genera incertidumbre sobre la competitividad del grano nacional y la necesidad de reevaluar las estrategias de mercado.

La coyuntura de precios máximos históricos del café en EE.UU., donde la libra supera los US$8, añade una capa de complejidad. Aunque un precio alto podría parecer favorable, el arancel del 10% disminuye el margen para los productores colombianos, haciendo el producto menos competitivo frente a otras ofertas sin gravamen. El sector deberá buscar alternativas y fortalecer su posicionamiento para mitigar el impacto de estas nuevas políticas comerciales.

Otros países latinoamericanos bajo presión arancelaria

La política arancelaria de la Administración Trump está reconfigurando el panorama cafetero en toda América Latina. Brasil, el principal productor y exportador mundial, será el más afectado con un arancel del 50% que entrará en vigor el 1 de agosto. Sus ventas a EE.UU. superaron los US$2.000 millones en 2024, abarcando casi un tercio del mercado estadounidense. La Asociación Brasileña de la Industria del Café (ABIC) ha alertado sobre «impactos extremadamente negativos» en toda la cadena productiva.

México, décimo productor mundial, enfrenta la posibilidad de un arancel del 30%. Sus exportaciones a EE.UU. superaron los US$348 millones en 2024. Los caficultores temen una caída de los precios internos y la afectación a sus exportaciones de café de especialidad. En Perú, expuesto también a una tarifa del 10%, las exportaciones a EE.UU. alcanzaron los US$374 millones en 2024. El país ya explora nuevos mercados, con un notable crecimiento en las ventas a Chile.

Honduras, cuyas exportaciones a EE.UU. sumaron US$430 millones en 2024, podría encontrar una «ventana de oportunidad» si las sanciones a Brasil reconfiguran el mercado. Sin embargo, requerirá una rápida acción para posicionarse y negociar condiciones preferenciales. Guatemala, quinto exportador a EE.UU. en 2024 con US$430 millones, también enfrentará un arancel del 10%. La guerra arancelaria impulsa a los países latinoamericanos a buscar mercados alternativos en Europa y Asia para reducir su dependencia de Estados Unidos.