BanRep advierte riesgo de que el peso colombiano afecte los tipos de interés

El Banco Central de Colombia está analizando la fuerte subida del peso colombiano. Laura Moisá, una de sus nuevas directoras, advirtió en una entrevista con Bloomberg, que deben descifrar si este repunte refleja fundamentos económicos sólidos o es producto de ingresos especulativos. Este dilema complejiza la decisión de bajar o no las tasas de interés.

Moisá, quien se unió a la Junta en febrero, señaló que la valorización del 9,6% del peso este año es la mayor en América Latina tras el real brasileño y el peso mexicano. La divisa promedia COP 4.175 por dólar, un 4% más fuerte de lo proyectado por el Gobierno en su presupuesto nacional.

El repunte de la moneda también se vincula a las decisiones del Ministerio de Hacienda. Colombia planea un endeudamiento de hasta US$10.000 millones en francos suizos para recomprar deuda más cara. Esta operación, al anticipar una entrada de capital extranjero, podría fortalecer aún más el peso colombiano.

La próxima decisión del banco central sobre tipos de interés es el 31 de julio. El mes pasado, la tasa de referencia se mantuvo en 9,25%, con solo un recorte de un cuarto de punto en mayo. La Junta estuvo dividida en junio; el Ministro de Hacienda, Germán Ávila, priorizó impulsar el crecimiento.

Laura Moisá reconoció que toda la Junta Directiva del Banco de la República coincide en que la tasa de interés real es alta. Esto pesa sobre el crecimiento económico del país. Sin embargo, algunos miembros están preocupados por el gasto público, que limita el espacio para el estímulo monetario.

El presidente Gustavo Petro ha criticado repetidamente al banco por su conservadurismo, llegando a acusar de «sabotaje económico». La administración de Petro suspendió la regla fiscal por tres años. Esta medida, destinada a evitar recortes, provocó rebajas de calificación de Moody’s y S&P el mes pasado.

Moisá, economista «heterodoxa» y ex vicerrectora universitaria, destaca la independencia de la Junta. Cuestionó si el objetivo de inflación del 3% a largo plazo sigue siendo apropiado tras la pandemia. Afirmó que, en una crisis, la política monetaria debe proteger a los más vulnerables, priorizando el crecimiento económico.

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