La saturación del Aeropuerto Internacional El Dorado y la infraestructura rezagada en terminales clave como Medellín, Cartagena, Cali y Santa Marta amenazan con frenar el crecimiento del sector aéreo colombiano, que movilizó 38,8% más vuelos domésticos en la última década. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) urge al país priorizar inversiones para no perder competitividad regional.
Durante la conferencia ‘Wings of Change Americas’ en Bogotá, Peter Cerdá, vicepresidente regional de IATA, advirtió que “si la infraestructura no es prioridad, las aerolíneas elegirán otros destinos”. El Dorado, que opera al límite atendiendo aviación comercial, privada y militar, necesita una reestructuración estratégica. Según Cerdá, un aeropuerto de clase mundial como los de Nueva York o Madrid no puede sostener tres tipos de operaciones sin comprometer su capacidad.
Paula Bernal, gerente de IATA Colombia, destacó que mejorar El Dorado impactaría positivamente los aeropuertos regionales. “Si El Dorado funciona mejor, todo el sistema aeroportuario del país se beneficia”, afirmó. Sin embargo, la planificación cortoplacista, típica en la región, frena proyectos de largo plazo, que suelen superar los ciclos de gobiernos locales y nacionales.

Cifras críticas y oportunidades globales
El sector aéreo latinoamericano, que generó 8,3 millones de empleos y US$240.000 millones al PIB regional en 2024, enfrenta márgenes ajustados. En Colombia, las aerolíneas ganan apenas US$3,40 por tiquete, frente a US$10 en Europa, según IATA. El IVA del 19% al transporte aéreo, considerado servicio público, encarece los boletos y limita la democratización del sector.
La coyuntura global ofrece una ventana de oportunidad. Las políticas proteccionistas de Estados Unidos bajo Donald Trump han reducido los flujos de pasajeros desde Europa y Canadá, desviando vuelos hacia América Latina. Cerdá señaló que aerolíneas internacionales están reorientando operaciones a la región, pero Colombia debe mejorar su infraestructura para capitalizar esta tendencia.
La sostenibilidad también es un desafío. IATA apunta a cero emisiones netas para 2050, pero la producción de Combustible de Aviación Sostenible (SAF) en la región es nula. Mientras Europa y Norteamérica avanzan con incentivos, Colombia, junto a Brasil, México y Argentina, apenas inicia este camino, con un horizonte de cinco a seis años para resultados concretos.

La carga tributaria, sumada a la falta de planificación, agrava la situación. Comparado con Brasil, donde se propone un IVA del 26,5% a los tiquetes, Colombia aún tiene espacio para ajustes fiscales que incentiven la competitividad. Según un informe de la CEPAL, la modernización aeroportuaria en la región podría aumentar el PIB en un 0,8% anual si se ejecuta con visión estratégica.
El panorama es claro, sin una infraestructura robusta, Colombia arriesga perder su posición en el tablero aéreo regional. Las proyecciones de IATA estiman un crecimiento del 5,8% en pasajeros para 2025, pero sin inversión, este potencial se desvanecerá. El gobierno y el sector privado deben alinear esfuerzos para transformar a El Dorado en un hub competitivo y fortalecer los aeropuertos secundarios, asegurando un impacto económico que beneficie a toda la cadena productiva.
