El nombramiento de León XIV como el primer papa estadounidense despierta expectativas sobre su impacto en el debate económico global, en un momento de tensiones geopolíticas, desigualdad y transformación tecnológica.
Históricamente, las encíclicas papales han moldeado políticas públicas al abordar temas como el trabajo, la pobreza y el desarrollo. Con 1.406 millones de católicos, según el Vaticano, el papado sigue siendo una voz moral influyente, y las primeras señales de León XIV sugieren una continuidad con la doctrina social de la Iglesia, adaptada a los desafíos actuales.
León XIV, al elegir su nombre en homenaje a León XIII, evoca la encíclica Rerum Novarum (1891), que defendió los derechos de los trabajadores y la propiedad privada frente al capitalismo salvaje y el socialismo. Esta elección, junto con su formación agustiniana y sus declaraciones iniciales, apunta a un enfoque propositivo para enfrentar la revolución tecnológica, especialmente la inteligencia artificial (IA).

En su primer discurso a los cardenales, destacó la necesidad de abordar los desafíos de la IA en la defensa de la dignidad humana y la justicia laboral, temas que resuenan en un mundo donde las Big Tech concentran poder económico.
Actualizando la doctrina social para el siglo XXI
El legado de Rerum Novarum inspiró legislaciones laborales y la creación de partidos demócrata-cristianos en Europa. León XIV podría actualizar estos principios ante problemas como la fragmentación del comercio global y la creciente desigualdad.
Ettore Gotti Tedeschi, ex presidente del Instituto para las Obras de Religión, subraya que León XIII influyó incluso en la Ley Sherman de 1890 en EE. UU., que combatió monopolios. Hoy, con las grandes tecnológicas dominando mercados, una nueva encíclica podría cuestionar estas concentraciones de poder, promoviendo un modelo económico ético.
A diferencia de Francisco, cuya crítica al capitalismo en Laudato Si’ y Fratelli Tutti fue contundente, León XIV parece inclinarse por un tono más equilibrado, siguiendo a Benedicto XVI en Caritas in Veritate, que abogó por una globalización responsable tras la crisis de 2008.

Su formación matemática y jurídica le permite abordar con rigor los desequilibrios económicos, mientras su experiencia misionera en Perú sugiere sensibilidad hacia los marginados. En Colombia, donde la desigualdad y la transición energética son prioridades, su mensaje podría inspirar políticas que equilibren crecimiento y justicia social.
León XIV enfrenta un mundo donde la confianza en las instituciones económicas decae. Su capacidad para evangelizar en las finanzas y la tecnología, como sugiere Gotti Tedeschi, será clave. Las finanzas vaticanas, dependientes del óbolo de San Pedro, también podrían beneficiarse de su origen estadounidense. El rumbo de su pontificado en la economía global sigue abierto a definirse.
