Bogotá pone fin al racionamiento de agua tras un año de crisis

La capital colombiana suspenderá este sábado las restricciones de agua que estuvieron vigentes desde abril de 2024, tras superar la peor crisis hídrica de su historia. El anuncio del alcalde Carlos Fernando Galán trae alivio a los ocho millones de habitantes y al sector empresarial, que enfrentaron un año de limitaciones por los bajos niveles de los embalses.

El racionamiento, implementado cuando el Sistema Chingaza cayó por debajo del 20% de su capacidad, impactó significativamente la economía local. Según estimaciones de la Cámara de Comercio de Bogotá, sectores como el comercio minorista y la agroindustria acumularon pérdidas de cerca de 1 billón de pesos (unos 250 millones de USD) debido a los cortes rotativos que afectaron procesos productivos y elevaron costos operativos. “Las Pymes tuvieron que hacer sacrificios enormes, desde comprar agua hasta reducir horarios”, señaló María Fernanda Rojas, presidenta de la Asociación de Pequeños Comerciantes de Bogotá.

La medida afectó a toda la ciudad, dividida en nueve zonas con cortes por turnos. La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) invirtió aproximadamente 300.000 millones de pesos en obras de emergencia, destacando la ampliación del Sistema Tibitoc, que hoy aporta un caudal adicional clave. “Gracias a estas decisiones técnicas y al compromiso ciudadano, hemos superado la crisis”, afirmó Natasha Avendaño, gerente de la EAAB, en la rueda de prensa.

Claves de la recuperación y retos futuros

La mejora en los embalses, que ahora superan el 40% de su capacidad según la EAAB, junto con la llegada de lluvias y la reducción del consumo ciudadano, permitió levantar las restricciones. Campañas como “Bogotá Ahorra Agua” lograron bajar el uso promedio por habitante de 17 a 14 metros cúbicos mensuales, un cambio que marcó la diferencia.

En el contexto regional, Bogotá se destaca frente a ciudades como Quito, que aún enfrentan restricciones por sequías. Sin embargo, el cambio climático sigue siendo una amenaza. El Ideam advierte que los páramos, como Chingaza, podrían perder capacidad de retención hídrica en los próximos años si no se protege su ecosistema.

Para el sector empresarial, el fin del racionamiento abre la puerta a la reactivación. La Secretaría de Desarrollo Económico proyecta un crecimiento del PIB distrital del 2,5% en 2025, pero las Pymes aún necesitarán apoyo para recuperarse. La adopción de tecnologías de eficiencia hídrica, que ya usa el 30% de las medianas empresas según la Universidad de los Andes, podría consolidarse como una práctica clave.

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