Ecopetrol y Petrobras International Braspetro B.V. – Sucursal Colombia han dado un paso clave en la exploración de gas natural con las pruebas de formación realizadas en el pozo Sirius-2, ubicado en aguas profundas del Caribe colombiano, a 77 kilómetros de Santa Marta. La evaluación de un intervalo de 100 metros de yacimiento arrojó resultados preliminares que refuerzan el potencial volumétrico de gas en la región, consolidando este hallazgo como el mayor descubrimiento de gas en la historia del país.
El presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, destacó la relevancia de esta operación: «Estas pruebas son fundamentales para verificar la productividad, los flujos del yacimiento y la composición físico-química del gas. Una vez tengamos los resultados completos, los divulgaremos al público». Las petroleras estiman que Sirius-2, descubierto en diciembre pasado en el Bloque GUA-OFF-0, podría incrementar las reservas nacionales de gas hasta en un 200%, con volúmenes «in place» superiores a los seis tera pies cúbicos.

El consorcio, liderado por Ecopetrol (55,56%) y Petrobras (44,4%), planea una inversión significativa: US$1.200 millones para la fase de exploración y US$2.900 millones para el desarrollo de producción. Si se confirma la viabilidad comercial —proyectada para 2027— y se obtienen las licencias ambientales, la producción podría iniciar en tres años, alcanzando unos 470 millones de pies cúbicos diarios durante una década, mediante un diseño innovador «subsea to shore» con cuatro pozos productores.
Un impulso estratégico para el mercado energético colombiano
Las pruebas en Sirius-2 no solo validan su productividad, sino que posicionan al Caribe colombiano como un polo estratégico en la transición energética. Las muestras recolectadas están en análisis de laboratorio, y los datos finales definirán el alcance real del yacimiento. Este avance se alinea con las necesidades del país, donde el gas natural representa el 18% de la matriz energética y su demanda creció un 4,5% anual entre 2018 y 2023, según la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME).
El proyecto también tiene implicaciones económicas notables. La inyección de US$4.100 millones en total podría dinamizar el sector de hidrocarburos, que aportó el 3,8% al PIB colombiano en 2023, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Además, el aumento de reservas fortalecería la seguridad energética en un contexto donde las importaciones de gas han crecido un 15% en los últimos cinco años, especialmente desde Trinidad y Tobago.
Para el sector empresarial, desde Pymes hasta grandes industrias, este descubrimiento abre oportunidades. La agroindustria y el retail, dependientes de energía asequible, podrían beneficiarse de una mayor oferta local, reduciendo costos logísticos y riesgos asociados a la volatilidad internacional. Sin embargo, el éxito dependerá de la agilidad en las gestiones socioambientales y del manejo de las expectativas frente a un recurso cuya explotación plena aún está en evaluación.
El contraste con otros mercados regionales, como Brasil o Venezuela, evidencia el potencial competitivo de Colombia. Mientras Petrobras ha consolidado su experiencia en campos offshore, el Caribe colombiano emerge como un nuevo frente que podría reposicionar al país en el mapa gasífero latinoamericano. Las proyecciones apuntan a que, de concretarse, Sirius-2 cubriría hasta el 30% de la demanda nacional de gas a mediano plazo.
El camino hacia la producción comercial sigue en marcha. Las siguientes etapas incluyen la caracterización detallada del gas y la tramitación de licencias, procesos que pondrán a prueba la capacidad institucional y la coordinación entre el sector privado y el gobierno. Hasta entonces, el pozo Sirius-2 se mantiene como una promesa tangible cuya magnitud aún está por definirse.
