El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ha encendido una luz de esperanza al anunciar que el racionamiento de agua, vigente desde hace casi un año, podría terminar en abril de 2025. La clave está en el Sistema Chingaza, que hoy cuenta con 41 millones de metros cúbicos más de agua que en 2024, según informó en entrevista con Hablemos Bogotá. Sin embargo, esta meta depende de dos factores: que los bogotanos mantengan el ahorro en lo que resta de febrero y marzo, y que las afluencias al sistema superen el 90% del promedio histórico.
“Si seguimos con este esfuerzo y las afluencias al Chingaza se mantienen por encima del 90% del promedio, tendremos posibilidades serias de levantar el racionamiento en abril”, afirmó Galán. El alcalde reconoció que el racionamiento ha sido una “medida de choque” para enfrentar la crisis hídrica, una de las más severas en la historia de la ciudad, pero insistió en que no resuelve el problema de fondo. Para ello, su administración trabaja en soluciones estructurales que garanticen el suministro a largo plazo, más allá de la coyuntura actual.
Entre las iniciativas destaca la posible construcción de Chingaza II, un proyecto que aún genera debate entre expertos y que Galán prometió evaluar con criterios técnicos. Otra propuesta es mejorar la conexión entre el sistema norte (Tominé) y la planta de Tibitoc, optimizando la distribución del agua. Además, se invertirán más de US$90 millones, en alianza con el Fondo Verde del Clima y Conservación Internacional, para restaurar y proteger las cuencas hídricas que abastecen a Bogotá. “Estas son las soluciones definitivas que necesitamos”, subrayó el mandatario, enfatizando la importancia de combinar medidas inmediatas con una visión de futuro.
El panorama actual muestra avances, pero la cautela prevalece. El aumento de 41 millones de metros cúbicos en Chingaza refleja una recuperación frente a 2024, cuando la sequía disparó las alarmas. Sin embargo, el éxito depende del comportamiento ciudadano y de las lluvias en las próximas semanas. Galán llamó a los bogotanos a no bajar la guardia, ya que un relajamiento en el ahorro podría retrasar el fin de las restricciones.
